Castillo de Jaén
Asentamientos

Cerro de la Cruz ( Almedinilla, Córdoba)

El "Cerro de la Cruz" es un espolón calizo de forma aproximadamente triangular, cuyas vertientes Norte y Oeste presentan una pendiente muy abrupta sobre el río Almedinilla y su vega que dificulta mucho el acceso y en algunos puntos lo hace imposible. En cambio, las vertientes meridional y oriental son accesibles y dan lugar a collados poco profundos, que constituyen la vía natural de acceso al poblado.

La visibilidad desde la cima del cerro es amplia en todas direcciones. La topografía actual del Cerro sugiere una ocupación no sólo de la superficie bastante reducida de la cima, sino también de las laderas, presumiblemente en una estructura aterrazada.

Las primeras excavaciones en la zona del "Cerro de la Cruz" tuvieron lugar en 1867, año en el que D. Luis Maraver y Alfaro, entonces conservador del Museo Arqueológico de Córdoba, descubrió y excavó una necrópolis de incineración con 253 sepulturas, situadas a unos 500 m. del Cerro de la Cruz, en el lugar conocido como "Los Collados".

Años más tarde, en 1903 P. Paris & A. Engel intervinieron de nuevo en la necrópolis y excavaron también el poblado cercano del Cerro de la Cruz, descubriendo una serie de espectaculares estructuras de adobes que interpretaron como almacenes. Al parecer el poblado fue objeto de diferentes actuaciones durante la II República y a principios de la década de los ochenta sufrió toda una serie de excavaciones clandestinas con la utilización de maquinaria pesada.

Estas últimas acciones motivaron en 1985 la realización de una primera campaña de excavación arqueológica sistemática, excavaciones que se repiten a lo largo de la década de los 90.

La destrucción violenta de sus edificaciones ha hecho posible la reconstrucción de gran parte del material, cuya adscripción cronológica se puede situar en el último tercio del S. II a.C. El material presentado en esta colección de referencia procede de los trabajos publicados por Vaquerizo, Murillo y Quesada en 1992.

Oppidum y Santuario de las Atalayuelas (Torredelcampo, Jaén)

El asentamiento de Las Atalayuelas se localiza entre los términos municipales de Fuerte del Rey y Torredelcampo, a una distancia de 15 Km. al noreste de la ciudad de Jaén.

En noviembre de 1920 aparece la primera noticia del Santuario de Las Atalayuelas en la Revista Don Lope de Sosa, donde se cita el hallazgo aislado de varias piezas en piedra caliza. No es hasta los años 80 cuando se vuelve a investigar este sitio bajo la dirección de D. Marcelo Castro López que consistió en una prospección con sondeo arqueológico, que más tarde, junto con otros estudios posteriores pasarían a formar parte de la Tesis Doctoral titulada "La Campiña de Jaén (siglos I-II dne). Construcción de un paisaje agrario".

La excavación arqueológica vino motivada por un expolio realizado durante el verano de 2002. El objetivo prioritario fue la evaluación de los datos producidos al Santuario de época iberorromana. De esta misma forma se pretendía la definición de los restos hallados tanto desde el punto de vista de su conservación o alteración como desde una perspectiva histórico-arqueológica.

La secuencia crono-cultural arranca desde un momento no anterior a la segunda mitad del siglo II a.C. hasta la mitad del siglo I a.C., momento en el que el santuario sufre una fuerte reestructuración que pervivirá hasta época de Tiberio (mitad siglo I d.C.). El abandono del uso del santuario coincidió con las fuertes reestructuraciones, consecuencia de la municipalización institucional de época flavia.

Durante la reciente excavación arqueológica se constató una degeneración estructural paulatina que acabó con el desplome de la cubierta. No se ha constatado ningún proceso asociado a una destrucción ritual muy común en otros espacios de culto.

De la primera fase de utilización del santuario no se conoce ni su estructuración ni su funcionamiento, debido fundamentalmente a que la intervención arqueológica se ha centrado en el segundo momento de uso de las estructuras. Para esta fase el santuario se asienta en la ladera sur del Cerro de las Norias, estructurándose en tres terrazas artificiales correspondientes a tres espacios distintos del santuario. De estos espacios se han intervenido dos: el ubicado al norte que constituye un espacio cerrado. Por el contrario, el espacio ubicado al sur se ha definido como un thesaurus esto es el lugar de depósito del conjunto votivo del santuario. Este depósito votivo tiene como característica fundamental la heterogeneidad de las ofrendas: en un mismo espacio físico conviven vasos cerámicos. Exvotos en piedra y hierro, alfileres, monedas, un pequeño vaso en plata, etc. Elementos que nos hablan de un culto ritual variado en los que la influencia de modelos romanos está claramente manifiesta.

Los recipientes cerámicos que se exponen en esta colección de referencia proceden de la intervención arqueológica del santuario de 2002. Estas formas completas se hallan publicadas igualmente en la tesis doctoral de dña. Carmen Rueda Galán titulada Imagen y culto en los territorios iberos: el Alto Guadalquivir (siglos IV a.C- II d.C.).

Baza (Granada)

En el centro de la Hoya de Baza y a pocos kilómetros de la ciudad de Baza, cerca de la carretera que une Murcia y Granada, se encuentra el paraje denominado Torre Espinosa, que ofrece un paisaje a base de cerros que destacan como islotes en la planicie de la Hoya, en los que se localizan restos arqueológicos pertenecientes a diferentes horizontes culturales, si bien los de mayor entidad e importancia son los pertenecientes a la cultura ibérica que comprenden una zona de hábitat y dos de enterramiento.

Aquí se muestran digitalizados los materiales procedentes de las campañas dirigidas por Francisco Presedo Velo, dichas campañas comenzaron en 1968 y se documentaron un gran número de recipientes cerámicos procedentes de enterramientos, estos trabajos culminaron en la campaña de 1971, en la que se encontró prácticamente intacta la tumba número 155, que proporcionó la escultura-urna policromada que es conocida como la Dama de Baza.

Tomando como base el análisis de los materiales griegos que ofrecen un marco cronológico para la utilización de la necrópolis centrado en el siglo IV a.C.

Los recipientes cerámicos mostrados en esta colección de referencia proceden de la monografía publicada en 1982 por D. Francisco Velo Presedo.

Necrópolis de la Bobadilla (Alcaudete, Jaén)

En el término de la Bobadilla, pedanía agregada al municipio de Alcaudete, Jaén, se halla una gran necrópolis ibérica, cuya existencia fue comunicada al Museo de Jaén por jóvenes estudiantes del pueblo en 1972. La necrópolis ocupa una extensa loma orientada norte-sur. La cumbre de la loma ocupa el llamado Cerro del Esparto, y a lo largo de la misma en dirección sur, aparecen tres eras a distintos niveles.

En diversas ocasiones, y durante las labores agrícolas, los arados han revuelto repetidas veces la necrópolis, y buena parte de ello es la gran cantidad de fragmentos cerámicos que se observan en superficie a lo largo de esta Zona.

Los primeros trabajos arqueológicos se llevaron a cabo por Juan Maluquer de Motes a principios de la década de los 70. Esta primera intervención se realizó a causa de numerosos descubrimientos de "ollas y botijos llenos de huesos y cenizas" descubiertas por habitantes de este pueblo debido a labores agrícolas. En esta intervención de 1972 se efectuaron una serie de sondeos arqueológicos en la que se documentaron 19 enterramientos sencillos y una tumba de mayor complejidad que se identificó con una cámara sepulcral.

En la monografía publicada por Maluquer, Picazo y Rincón en 1973 aparecen publicados los materiales cerámicos que se exponen en esta colección de referencia. La cronología propuesta para esta necrópolis oscila entre el S. VI a.C. y mediados del S. V a.C.

El Cerro de la Coronilla (Cazalilla, Jaén)

El cerro de la Coronilla (Cazalilla) se encuentra entre las provincias de Jaén y Córdoba, sobre la campiña baja, a una distancia de 5 Km. sobre el Guadalquivir.

El cerro de La Atalaya se levanta sobre la campiña baja con 470 m. de altura, constituyendo un punto estratégico en la divisoria de las cuencas del río Guadalbullón y el Salado de los Villares al oeste. Presenta una gran visibilidad al este, oeste y sur sólo obstaculizada al NE y a una distancia de 2 Km. por un cerro elevado que con las lomas suavizadas le separa de la actual Cazalilla. En el extremo E-W de la meseta hay una estructura de "motilla" que tiene un claro carácter artificial. En esta coronilla de 30 m. de diámetro se localiza el asentamiento objeto de estudio.

Durante los años 80 se llevó a cabo una intervención arqueológica por parte del Departamento de Prehistoria del Colegio Universitario de Jaén. En esta excavación se documentó un poblado con fases adscritas al ibérico antiguo sobre un asentamiento de la edad del cobre. Este asentamiento tiene un claro carácter estratégico defensivo, definido por una poderosa fortificación, gran altura, pequeño tamaño y alto valor de control visual.

Los materiales que se muestran procedentes del Cerro de la Coronilla se enmarcan en la fase ibérica, entre finales del siglo VII a.C. y finales del S. VI a.C., dentro del Horizonte Cultural del Ibérico Antiguo. Dicha documentación está también disponible en el artículo publicado por Ruiz et alii en 1983 en los Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada.

Cabeza Baja de Encina Hermosa (Castillo de Locubín, Jaén)

El cerro de Cabeza Baja de Encina Hermosa se sitúa sobre la margen derecha del río San Juan, que discurre de Este a Oeste por la zona sudoccidental de la provincia de Jaén, un área periférica ubicada entre las provincias de Córdoba y Granada, dentro de la Depresión Pliego-Alcaudete. El asentamiento ubicado en la cumbre de Cabeza Baja constituye un caso de ocupación durante la fase ibera y romana, en un sector periférico respecto a las áreas de poblamiento tradicionales durante esta fase.

Las primeras menciones que se tienen de este asentamiento en época moderna datan de 1914, gracias a la labor del historiador jiennense Alfredo Cazabán Laguna, el cual menciona en la revista Don Lope de Sosa la existencia en la cumbre del cerro de Cabeza Baja de una población de época romana en la que solían aparecer joyas, utensilios, restos de objetos y fragmentos de decoración escultórica.

El investigador cordobés Enrique Romero de Torres identificó el asentamiento en 1917 como la antigua Ipolcobulcola, señalando de forma sucinta una posible relación con Obulco, y detallando los restos romanos que por ese momento se apreciaban en el asentamiento.

A finales de 1986 se excavó en la cumbre amesetada dentro del Programa de Intervenciones y Actividades de Urgencia Arqueológica Jaén-86. La intervención se planteó para documentar las estructuras dejadas al descubierto por las actividades furtivas y para recuperar los materiales. También se pretendía obtener unos primeros datos respecto a la extensión y el estado de conservación del asentamiento.

En esta colección de referencia se exponen unos pocos recipientes completos documentados durante los trabajos de excavación de 1986, compilados e inventariados por Juan Miguel Cazalilla Sánchez en su Memoria de Iniciación a la Investigación titulada "Cabeza Baja de Encina Hermosa (Castillo de Locubín, Jaén): Métodos, hipótesis y documentos preliminares para un análisis secuencial".

Cerrillo de la Compañía (Peal de Becerro, Jaén)

El Cerrillo de la Compañía es un pequeño altozano situado en el corazón del valle del río Toya, muy cerca de la aldea de Hornos, en el término municipal de Peal de Becerro. Se trata de un paisaje que define el límite de la campiña Baja con la Alta, con cotas entre los 400 y 600m, pero donde ya se empieza la cercanía con la Sierra Morena que domina la silueta del horizonte hacia el Norte. El entorno de Hornos es extraordinariamente rico en sitios arqueológicos, algunos de ellos convertidos en clásicos de la arqueología española desde hace prácticamente un siglo, como la necrópolis del Cerro de la Horca, con su magnífica cámara sepulcral, o el mismo Cerro del Castillo, donde se localiza la antigua Tugia, sin contar con el más de un centenar de sitios documentados en trabajos de prospección y en análisis de materiales desarrollados desde principios del S. XX.

En el año 2000 se realizó una excavación arqueológica de urgencia motivada por la denuncia de un expolio en este cerro a través de unos técnicos del Ayuntamiento de Peal de Becerro. Efectivamente, un grupo de salteadores había iniciado la excavación de un enorme hoyo en lo que parecía ser la entrada de una sepultura ibérica monumental. Esta estructura se trata de túmulo funerario fechado a finales del siglo VI - principios del V a.n.e., que constituye la tumba de un hombre y una mujer.

Es un cerro artificial, tallado en la roca hasta alcanzar su forma ovalada. Éste óvalo actúa como plataforma sobre la que se eleva un tambor de 17 m de diámetro donde se localiza la cámara. En la parte externa del túmulo, en el centro, se han documentado dos plataformas concéntricas que constituyen el ustrinum, donde fueron quemados los cuerpos de un hombre y una mujer y luego depositadas sus cenizas en dos urnas y colocadas estas en el interior de la cámara. Ésta tiene una forma rectangular con dirección E-W, con una longitud máxima de 3’20 m y un ancho de 1’38 m, toda ella estaba revocada y con un pequeño banco corrido adosado a la pared. Una de las características fundamentales es la escasez de ajuar; dos urnas y sus correspondientes platos-tapaderas, dos grandes recipientes de almacenaje, algún elemento metálico (una punta de flecha y un regatón).

El conjunto del material documentado en el hipogeo de Hornos se ha fijado para mediados del s. VI a.C.

Cerro Miguelico (Torredelcampo, Jaén)

A unos 9 Km. en línea recta al Oeste de Jaén se encuentra la localidad de Torredelcampo, y a algo más de 1 Km. al Sur de la misma, dominándola está el llamado Cerro Miguelico o Cerro de Sta. Ana, recibiendo esta última denominación por la proximidad al mismo de la ermita del mismo nombre. El cerro es la última estribación del macizo de Jabalcuz, que a su vez forma parte de la Sierra de La Grana.

La cima del cerro tiene forma de meseta alargada de unos 70 m. de longitud, con una ligera inclinación de Oeste a Este. Las excavaciones han demostrado que se trata de un auténtico tell formado por la superposición de varias fases de ocupación, la más antigua constituida por un oppidum ibérico.

El yacimiento es conocido por la gran muralla ciclópea existente en el mismo. A principios de los años 70 aficionados locales efectuaron una excavación en el cerro que afortunadamente no pasó de ser una limpieza superficial. En 1979 el equipo de arqueología del área de Prehistoria del antiguo Colegio Universitario de Jaén llevó a cabo una intervención en la que se limpió y dibujó el lienzo de muralla.

En 1986 se realizó una segunda intervención en la que se documentó la fase islámica del asentamiento. Los recipientes que se muestran en esta colección de referencia fueron documentados durante estas tareas de excavación. Estos materiales se fechan hacia finales del siglo IX y principios del siglo X.

Castellones de Ceal (Hinojares, Jaén)

Este asentamiento se localiza en un largo espolón que coronado por una cresta rocosa se sitúa en la confluencia del Guadiana Menor y el arroyo de Ceal. Se trata de un asentamiento en una zona de tránsito: por una parte hacia la hoya de Baza y la costa almeriense, y por otra hacia la región murciana por el camino de Huéscar.

El hábitat se ciñe en la parte superior del cerro, el poblado ocupa la zona superior de la elevación, presentando en algunos sectores lienzos de murallas y varias simas naturales en la base de la cresta que remata el asentamiento, así como distintos elementos constructivos de distintas fases de ocupación.

El asentamiento fue descubierto de modo casual en 1955, con motivo de la construcción de la carretera que une Huesa, Hinojares y Pozo Alcón; encargándose de los trabajos de excavación arqueológica Dña. Concepción Fernández-Chicarro.

Posteriormente Blanco-Freijeiro resume las primeras intervenciones y hace un estudio más detallado de la cerámica griega documentada.

Más recientemente, dentro del proyecto de investigación del mundo ibérico de la cuenca del Guadiana Menor se ha profundizado en el estudio del área de hábitat en términos económicos y territoriales.

La secuencia cronológica deducida de los datos obtenidos en las distintas campañas de excavación, abarcaría desde el siglo V hasta principios del siglo III a.C. No obstante se podría distinguir un primer momento de ocupación de la necrópolis a finales del siglo VII a.C. Los materiales expuestos en esta colección de referencia proceden de las últimas campañas de excavación y su mayoría están publicados en la publicación dedicada a la necrópolis de Castellones de Ceal realizada por Chapa, Pereira, Madrigal y Mayoral en 1997.

Cástulo (Linares, Jaén)

A pocos kilómetros en dirección sur de Linares se encuentra el asentamiento de Cástulo, cuyo núcleo principal está constituido por un oppidum amurallado, cuyas ruinas aparecen en los cortijos de Santa Eufemia y Yanguas, ocupando una meseta sobre la margen derecha del río Guadalimar, que aparece rodeado por una serie de asentamientos de variada tipología (por lo general necrópolis) con una cronología que va desde el Bronce Final hasta época iberorromana, y hacia los cuales se ha polarizado la investigación arqueológica de este conjunto desde los años 60.

En la colección de referencia aparecen los recipientes completos de las necrópolis de Baños de la Muela, Cerrillo de los Gordos, Estacar de Luciano, Estacar de Robarinas, Molino de Caldona, Patos y la necrópolis de la Puerta Norte.

• Baños de la Muela

En 1970 se excavó la necrópolis de Baños de la Muela, situada sobre un pequeño espolón en el margen derecho del Río Guadalimar a unos 300 m. al Noreste de la ciudad de Cástulo. Actualmente esta necrópolis está ocupada por tierras de labor y se halla poco reconocible. Fue declarada Monumento Histórico y Arqueológico de carácter Nacional en 1985, sus materiales se encuentran depositados en el Museo Arqueológico de Linares.

En esta necrópolis se han documentado diferentes tipos de estructuras funerarias que fechan el conjunto finales del S.V a.C. a mediados del S.IV a.C.

• Cerrillo de los Gordos

La necrópolis del Cerrillo de los Gordos está situada en un cerro aproximadamente a 1 km. de la necrópolis de la Puerta Norte y a 800 m. al nordeste de la muralla y junto a la gran calzada que por este lado unía la ciudad con los cotos mineros. Se sitúa sobre un afloramiento rocoso visible hasta hace pocos años, actualmente es irreconocible en el terreno. Fue declarada Monumento Histórico y Arqueológico de carácter Nacional en 1985. Esta necrópolis está datada finales S. II a.C. al s. I d.C.

• Estacar de Luciano

En 1975 y 1977, J. Valiente, realizó excavaciones en el paraje denominado Estacar de Luciano que se halla al pie de la escarpada pendiente que forma el costado este del Cerro de la Muela. La excavación se realizó entre el viejo camino a Torreblascopedro y la línea donde la pendiente del cerro se hace más abrupta cerca de la muralla de la ciudad. Actualmente la finca, que fue expropiada, se encuentra dentro del recinto vallado.

Por los materiales hallados durante la intervención el conjunto de tumbas documentado puede fecharse entre los siglos II a.C. y II d.C.

• Estacar de Robarinas

La necrópolis de Estacar de Robarinas está situada en el margen derecho del Río Guadalimar, limitada por la curva de nivel del 280, en una llanura que se eleva al norte hasta 300 m. Fue declarada Monumento Histórico y Arqueológico de carácter nacional en 1985. En esta necrópolis se han llevado a cabo numerosas campañas de excavación, en las que se han documentado numerosas sepulturas que permiten fechar la necrópolis en el siglo VII-VI a.C.

• Molino de Caldona

Esta necrópolis se halla situada a unos 700 m. del recinto amurallado y a 100 m. del Río Guadalimar, se encuentra en un llano de la finca Torrubia. Descubierta durante unos trabajos de explanación salieron a la luz una serie de sepulturas. Estos enterramientos se corresponden con grandes zonas de cenizas, piedras y huesos quemados mezclados, además de numerosas cerámicas, entre ellas bastante áticas que fechan la necrópolis a finales del siglo V a.C. principios del siglo IV a.C. Todo el material recogido se encuentra depositado en el Museo Arqueológico de Linares.

Actualmente el estado de conservación de esta necrópolis es que se encuentra parcialmente destruido, ya que pudo verse afectada durante las labores de construcción del tramo de la línea férrea Linares-Baeza y Jabalquinto.

• Patos

Esta necrópolis se halla en una llanura en los terrenos pertenecientes al Cortijo de los Patos, a unos 75 m. al oeste del recinto amurallado de la ciudad de Cástulo, pasados el arroyo de San Ambrosio. Los restos no están visibles actualmente por estar dentro de una finca privada ocupadas por tierras de labor.

En 1969 A. Arribas dirigió una excavación arqueológica en la que se documentaron varias sepulturas y en las que se datan niveles comprendidos entre el s. VIII a.C.- s.VII a.C. y para otros niveles se han fechado sepulturas comprendidas entre finales del S. V a.C. a mediados del S. IV a.C.

• Puerta Norte

La necrópolis de la Puerta Norte se sitúa a la salida de la puerta norte del recinto iberorromano de Cástulo; dista 125 m. del camino que une el cortijo de Santa Eufemia con la carretera vieja Linares-Torreblascopedro. Fue declarada Monumento Histórico y Arqueológico Nacional en 1985, la finca fue expropiada y actualmente se encuentra dentro del recinto amurallado.

En esta necrópolis se han llevado a cabo numerosas campañas de excavación que han permitido documentar estructuras funerarias tanto de incineración como de inhumación que fechan la necrópolis en el período iberorromano.

Loma de Peinado (Casillas de Martos, Jaén)

Este asentamiento se localiza sobre la margen derecha del río Víboras, a unos 2 Km. al oeste de las Casillas de Martos. Comprende un asentamiento amurallado del que se conservan grandes lienzos de muralla y algún resto de bastión, que se localiza sobre la meseta del cerro de San Cristóbal, y una necrópolis que se extiende por las lomas al norte y este, que delimitan el Valle que circunda el cerro de San Cristóbal.

El hallazgo se efectuó de manera casual durante faenas agrícolas, algunos de los ajuares fueron recuperados por el profesor Maluquer, el cual se encontraba excavando en el cercano asentamiento de La Bobadilla y los depositó en el Museo de Jaén.

Según los ajuares documentados se ha propuesto una cronología comprendida entre la segunda mitad del siglo V y la primera mitad del siglo IV a.C. Los dibujos de los recipientes cerámicos han sido digitalizados a partir de la publicación de Maluquer de 1984.

Giribaile (Vilches, Jaén)

La meseta de Giribaile se localiza en la confluencia entre los ríos Guadalimar y Guadalén, en el término municipal de Vilches. Giribaile ocupa una posición destacada, de dominio, que le permite ejercer un importante control visual sobre su entorno más inmediato. Puede se considerado, con sus más de 18 ha, de meseta fortificada, uno de los más grandes poblados ibéricos de la provincia de Jaén, articulando junto con Cástulo y Olvera un patrón de poblamiento lineal que se vertebra siguiendo el curso del río Guadalimar.

Entre 1968 y 1970 se llevó a cabo una intervención arqueológica de la que apenas nos han llegado resultados. Los resultados de las de las recientes prospecciones llevadas a cabo en el entorno del oppidum de Giribaile han sacado a la luz la existencia de un denso patrón de poblamiento compuesto por casi un centenar de pequeños y grandes asentamientos que se distribuyen a lo largo de del valle. El repertorio de cultura material que presentan los asentamientos de este territorio es bastante reducido y repetitivo, predominando las ánforas, que determinan un horizonte ibérico tardío. La hipótesis planteada por el profesor Gutiérrez Soler plantea la existencia de una comunidad estipendiaria, dependiente del oppidum de Giribaile, que no se abandona hasta finales del S. II o principios del I a. C.

El espacio funerario, conocido básicamente mediante prospección, se presenta en tres áreas diferenciadas que rodean la privilegiada plataforma norte, adaptándose a la topografía del lugar. En la necrópolis de la plataforma inferior se localiza lo que se piensa que es un monumento funerario de planta cuadrangular de grandes bloques en cuyo ajuar, expoliado, destacan cerámicas griegas de finales del s. V y mediados del s. IV a.C.

El repertorio cerámico presentado en la colección de referencia procede de los informes de los trabajos ejecutados en Giribaile desde octubre de 1968 a febrero de 1969 de Servajean.

Necrópolis del Ejido de las Eras de San Sebastián (La Guardia, Jaén)

El cerro del Ejido se localiza en las afueras del caserío de La Guardia, junto a la carretera de Jaén, dominado el valle del río de La Guardia que va a desembocar al Guadalbullón, paso natural que conecta la Campiña Alta con Granada.

Los primeros hallazgos arqueológicos se deben a Fernández-Chicarro, que efectuó una amplia prospección y excavó en algunos sectores, encontrando tumbas romanas de época romana de época tardía y restos de una villa.

Años más tarde la aparición de restos de esculturas de leones ibéricos motivó una excavación arqueológica dirigida por Blanco-Freijeiro, en la que se documentó la existencia de una necrópolis ibérica en lo alto del cerro. El poblado u oppidum correspondiente a esta necrópolis debe se situarse en el cerro inmediato y paralelo donde se encuentra la población de La Guardia, quizás la Mentesa Bastia de las fuentes.

Los materiales arqueológicos procedentes de la necrópolis de La Guardia se encuentran depositados en el Museo Arqueológico de Jaén, la cronología propuesta para esta necrópolis oscilaría entre la primera mitad del siglo V para un grupo de tumbas (5,17,19,21 y 29), mientras que para el resto podría situarse entre los siglos V y IV a.C.

Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos (Jaén)

La Zona Arqueológica Marroquíes Bajos se sitúa en la zona baja de la ciudad de Jaén, en un área de extensas de huertas que aprovechan el abundante caudal proveniente de los niveles freáticos del interior de la ciudad.

Esta zona se caracteriza por un poblamiento prehistórico, desde la primera mitad del II milenio y la segunda mitad del primero, ocupando al menos 113 hectáreas. Aunque se han documentado fases posteriores de época ibérica, romana, medieval y contemporánea.

LA CASA IBÉRICA (PARCELA RC-1)

Los materiales expuestos en esta colección de referencia se fechan en época tardoibérica excavada en 1997. Esta estructura se localiza en la 2ª fase del SUNP 1, en la margen derecha del arroyo de la Magdalena. Se trata de una estructura rectangular realizada con muros de mampostería de la que se conservaban escasos vestigios de los zócalos de dichos muros. La mayoría de materiales documentados son ánforas, vasos globulares y algunos platos lo que parece indicar que se trataría de una habitación destinada a almacenaje; anexa a ella tendría un porche identificado por la existencia de varios hoyos de poste. Además se documentaron pequeños canales y dos balsas de arcilla en los alrededores.

En este periodo predomina una ocupación del territorio en unidades de hábitat dispersas y de reducido tamaño caracterizada por la construcción de estructuras de distinta complejidad desde casas con zócalo de piedra y alzado de tapial hasta chozas elaboradas con materia orgánica y barro. En cualquier caso la diversidad de materiales que presentan apuntan a considerarlas como casas rurales de campesinos. En este periodo se intensifica la explotación agrícola de la zona y que manifiesto en las numerosas estructuras hidráulicas documentadas: canales, acequias, balsas,...

Necrópolis Ibérica de la Finca Gil de Olid (Puente del Obispo, Jaén)

Este asentamiento se localiza en una zona límite de la Campiña Oriental, próxima a la cuenca del río Torres, cerca de su desembocadura con el Guadalquivir.

El acceso al sitio se efectúa desde la localidad de Puente del Obispo (Baeza), por la carretera que lleva al embalse de Pedro Marín, y por allí desde una carretera que conduce a una cantera en explotación en el cauce del río. Es muy interesante destacar la proximidad del oppidum claramente asociado a esta necrópolis que recibe el mismo nombre. El asentamiento se puede definir tipológicamente como un cerro amesetado que se encuentra limitado al norte y al este por un meandro descrito por el río Guadalquivir y al sur y al oeste por la terraza del río.

Por la extensión en torno a las 3 Ha. se puede calificar como oppidum de mediano-gran tamaño. En su zona oeste quedan restos de fortificación, lo cual es bastante lógico debido a que en esta zona es la de más fácil acceso del lugar. Por sus materiales en superficie se podría afirmar que su cronología puede extenderse al menos desde un Bronce Final Reciente hasta época romana.

En la colección de referencia se han incluido los materiales cerámicos de época ibérica documentados en los trabajos de excavación de urgencia de 1983 en la que se documentó el área de la necrópolis. La publicación de estos trabajos por parte de A. Ruiz et alii en 1984 en la revista Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada.

Porcuna (Jaén)

Plaza de Armas de Puente Tablas (Jaén)

La Plaza de Armas de Puente Tablas se encuentra en el término municipal de Jaén, al noreste de la ciudad, a unos 7 Km de distancia por la carretera de Torrequebradilla.

El oppidum de Puente Tablas fue descubierto a principios de los años 70 por un grupo de aficionados encabezados por R. Espantaleón. Entre 1971 y 1973 se desarrollaron las primeras excavaciones dirigidas por Maluquer. Fue expropiado por el Estado en 1976 y en 1988 se declaró Zona Arqueológica/Bien de Interés Cultural, por resolución de 4 de febrero de 1988.

A partir de 1982 comienza una nueva etapa en las investigaciones del sitio dirigidas por Arturo Ruiz y Manuel Molinos, excavaciones que pasaron a ser sistemáticas a partir de 1985 al integrarse el asentamiento en el proyecto de investigación sistemática "Poblamiento ibérico en la Campiña de Jaén".

La secuencia de ocupación constatada abarca un amplio período que va desde finales del siglo IX a.C. hasta el siglo X d.C., habiendo un hiatus temporal claro desde la primera mitad del siglo II a.C. Este asentamiento se configura como un excepcional ejemplo del desarrollo de un proceso de concentración poblacional desarrollado en la Campiña Occidental hacia finales del siglo IX a.C.

Topográficamente la ciudad ibérica ocupa una meseta de unas 5,5 has, que posee una gran capacidad visual del entorno inmediato, fortificada en ¾ de su perímetro ya que ¼ de la fortificación que esta ausente en la zona oeste porque el cortado natural del relieve justifica la defensa del oppidum sin tener que construir ninguna estructura. El estado de conservación de esta fortificación es excepcional pues se conserva, sobre todo en la zona sureste en una altura que alcanza algo más de cinco metros. La parte inferior, construida hacia la mitad del siglo VII a.C. se apoya sobre los estratos del bronce final, sin ningún tiempo de cimentación y su base de piedra esta engrosada por la construcción de un talud que posteriormente fue revocado con barro y cal. A lo largo del desarrollo del lienzo se construyeron torres que además de contribuir a la defensa del sitio actuaron de refuerzo, como se ve en la torre 6, situada en un punto de quiebro de la línea de fortificación, en un punto de especial presión de la estructura, que fue apoyada en sucesivas actuaciones con aterrazamientos y refuerzos externos.

Los recipientes expuestos en la colección de referencia proceden de la campaña de excavación de 2005.

Cámara de Toya (Peal de Becerro, Jaén)

La necrópolis de Toya se localiza en el término de Pela de Becerro, en las estribaciones de la Sierra de Cazorla, en el denominado Cerro de la Horca, que domina la confluencia del arroyo de Peal con el río de Toya.

La personalidad funeraria del Valle del Guadiana Menor en época ibérica reside principalmente en el empleo de cámaras para los enterramientos colectivos, siendo éste uno de los rasgos característicos de la zona. La cronología de estos enterramientos se sitúa a grandes rasgos desde la segunda mitad del S. V a.C. hasta el S. II a.C.

De todas las tumbas en cámara es considerada la más importante, no sólo por ser la primera en descubrirse y publicarse, sino por su categoría arquitectónica y la gran abundancia y calidad de los materiales cerámicos y metálicos recuperados en su interior. Todo ello, además de si excelente estado de conservación, ha facilitado el acondicionamiento para su vista, encontrándose hoy abierta al público.

La dispersión de los materiales aparecidos en el interior de la cámara fue inmediata a su descubrimiento. El estudio del material disperso da una cronología que va desde la primera mitad del siglo IV a.C., prolongándose hasta el siglo III a.C. si atendemos a cronologías de ciertos tipos cerámicos. Hay que resaltar la uniformidad de los tipos cerámicos, hecho generalizado a partir del siglo IV a. C. en otras necrópolis, como la de Castellones de Ceal. Otra posible interpretación para tal uniformidad de formas e, incluso de motivos decorativos, es que estemos ante una posible producción cerámica manufacturada especialmente para servir de recipientes funerarios de los personajes enterrados en esta tumba.

Los recipientes cerámicos mostrados en la colección de referencia proceden de los publicados por Madrigal en 1997 en la revista Trabajos de Prehistoria.

Conjunto Arqueológico de Tútugi (Galera, Granada)

El conjunto arqueológico de Tútugi está compuesto por un asentamiento con varias fases de ocupación (Cerro del Real), una necrópolis ibérica (Tútugi) y un posible santuario periurbano (Cerro del Castillo) distribuidos por un amplia zona junto al actual casco urbano de Galera.

Al ser la necrópolis el primer yacimiento que se excavó coge el topónimo antiguo de lo que sería la ciudad ibérica, mientras que a esta se le da el nombre de Cerro del Real, por ser el lugar del emplazamiento del Campamento de D. Juan de Austria en el asedio de Galera en la Guerra de los Moriscos, en 1570.

En el Cerro del Real Juan Cabré en 1918 se limitó a excavar un templo romano, del cual hoy en día no quedan más que unas grandes basas de columnas en la zona superior del yacimiento (conocidas popularmente como la Pisá del Moro), las cuales se encuentran desplazadas de su sitio original. Fueron sobre todo las actuaciones de los profesores Pellicer y Schüle en los años 60 las que darían a conocer al yacimiento. En las campañas de excavación realizadas en 1962 y 1963 se excavó en varias zonas del asentamiento, distinguiéndose varias fases desde el Bronce Final a la época romana. Esta estratigrafía fue la primera documentada en el Sureste de la Península Ibérica sobre el tránsito de la Edad del Bronce a la del Hierro.

La necrópolis ibérica de Tútugi es conocida a nivel arqueológico desde el año 1920, fecha de la publicación de la Memoria de las excavaciones practicadas en la campaña de 1918 por Juan Cabré y Federico de Motos. Aunque el descubrimiento data de 1914 cuando una mujer de Galera, llamada Marta, tuvo un sueño en el que “profetizaba se encontrarían abundantes y ricos tesoros en el sitio que ella designó”. A partir de entonces se inician una serie de Abusca de tesoros@ por gente del pueblo que destruyen algunos de los túmulos funerarios. En este primer saqueo de los túmulos aparece la Diosa de Galera e importantes ajuares funerarios.

Posteriormente, Federico de Motos, con permiso de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, realiza algunas excavaciones entre los años 1916 y 1917 con el patrocinio del Marqués de Cerralbo, pero al continuar las expoliaciones y venta de objetos decide ofrecer la Aexcavaciones de esta necrópoli al Estado, aceptando éste, por Real orden de fecha 12 de abril de 1918, y designando a la vez un delegado-director (Juan Cabré)@, quien realiza una importante documentación de la túmulos existentes y de recogida de materiales.

Los nuevos trabajos comienzan en el año 2000 con la realización de un campo de trabajo, donde se ven la posibilidades que la necrópolis ofrece para la puesta en valor de la misma. Se realizan nuevas campañas de excavación y limpieza en 2001 y 2006 que culminan con la restauración de varios túmulos y acondicionamiento de las infraestructuras que permiten su apertura pública en 2007.

La necrópolis de Tútugi se distribuye en tres núcleos cercanos al poblado. Los dos primeros, y más extensos, se sitúan al norte del poblado en la margen derecha del río Orce y el tercero en una pequeña cañada, denominada Cañada del Metro, a 500 m. al este del poblado en la misma margen del río. La necrópolis llega a su apogeo en los siglos IV-III a.C. teniendo algunas evidencias del siglo VI y V a.C.

El sistema de enterramiento es muy variado. Destacan los túmulos artificiales que recubren una cámara de diversas formas. En Tútugi tenemos diversas variantes: de aljibe, cuadrangulares con pasillo, circulares y semicirculares con pasillo y con nichos. Suelen ser construidas en piedra o adobe, o ambas a la vez.

Los Villares de Andújar (Andújar, Jaén)

El centro de producción de sigillata de los Villares de Andújar se haya situado en una zona no desconocida por los arqueólogos por el hallazgo frecuente de restos romanos, que se han identificado con Iliturgi, o más probablemente con Isturgi. Los hornos de sigillata y restos visibles de vertederos se encuentran en varias pequeñas parcelas situadas a unos 5 kilómetros al Este de Andújar, a 1 kilómetro al Oeste de los Villares del Caudillo, cerca del Guadalquivir, que en esta zona dibuja un pronunciado meandro, y a 1 kilómetro al Sur de la carretera general N IV, Madrid-Cádiz.

En el XII Congreso Nacional de Arqueología, celebrado en Jaén en 1971, M. Sotomayor daba a conocer la existencia de un centro de producción de sigillata en las proximidades de Andujar, concretamente en la zona de Los Villares, a base de un material inédito recogido en superficie hacia el año 1960 por el arquitecto don Pedro María Rubio Requena, que comprendía unos cincuenta fragmentos de molde y más de ciento cincuenta fragmentos de vasos.

El estudio cerámico procedente de este sitio ha sido objeto de numerosos estudios, concretamente en esta colección de referencia se han incluido los materiales publicados por Mercedes Roca en 1976 y los materiales estudiados por Concepción Choclán en 1984 en su Memoria de Iniciación a la Investigación.

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Universidad de Jaén
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Centro Andaluz de Arqueología Ibérica
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